Hubo un tiempo en que éramos jóvenes, rebeldes y valientes. Un tiempo en el que no pensábamos la repercusión de todos y cada uno de nuestros actos. Simplemente, había una injusticia y allí que estábamos nosotros para denunciarla. Y así, en marzo de 1994, publicamos una carta al director en el IDEAL pidiéndole al Cabildo de la Catedral que no cerrara las puertas a los cofrades. Ahí estábamos doce chavales cofrades de veintipocos años dirigiéndonos, nada más y nada menos, que al Cabildo de la Catedral para que permitiera a las Hermandades cumplir sus Reglas.
¿Recordáis cuando la Hermandad de Paciencia y Penas golpeaba con una gran llave en la reja catedralicia para que la dejaran entrar?
Al final, lo conseguimos...
Ahora lo que impiden es que la misma Virgen peregrine para llevar ESPERANZA a los enfermos...todo al fin..sigue igual..
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