Ya véis que eran similares a los que actualmente procesiona la querida Hermandad de Santa Mª de la Alhambra.
El damasco era bellísimo y las bocamangas de encaje blanco. Al completarse con la capa y capillo blancos y, sobre todo, con los característicos escapularios bordados en oro adquirían una riqueza espectacular.
Por cierto, que, como detalle, os puedo comentar que hemos sabido que los cargos de la Hermandad llevaban, además, un rico anillo con una piedra verde que les distinguía del resto de hermanos.
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