VERDE ESPERANZA

martes, 13 de enero de 2009

1955: SALVE ESPERANZA NUESTRA


Me hace llegar mi buen amigo y erudito cofrade escolapio, Rafa Moya, esta sensacional portada del IDEAL, correspondiente al ejemplar del Jueves Santo, 5 de abril de 1955. Una auténtica joya de hemeroteca que reflejaba en primera plana una preciosa instantánea de Torres Molina de nuestra Virgen y destacaba como noticia en titulares que "GRANADA VIVE CON EMOCION E INTENSIDAD RELIGIOSA EL DRAMA DE LA PASION".

En concreto, en relación con nuestra querida Imagen titular, se reflejaba en el texto de dicha portada la siguiente crónica que, como véis, deja de ser crónica para pasar a ser un espectacular, auténtico y sentido pregón en loa a la Virgen, digno del más brillante ejercicio de periodismo antiguo:

"¡SALVE ESPERANZA NUESTRA! En la honda negrura de las noches de Semana Santa, la Virgen cruza las calles transida de amargura. En su rostro brilla el cristal de unas lágrimas que, mentidas sobre la faz del simulacro, tuvieron halo de realidad hace más de veinte siglos. Le acompaña -halo de negrura- uan advocación lúgubre, Soledad, Angustias, Piedad, Dolores, que musita a su paso una muchedumbre entristecida. Y el dolor de María, como aspersión bendita, cae sobre los dolores que asoman a los ojos de la multitud, dilatados por el estupor de hallar una pena inmensamente mayor que la que en ellos se refleja "Attendite et videte, si est dolor sient dolor mens". Y las lágrimas corren nacidas de la aflicción propia y de la de la Virgen.
De repente cruza la calle otra Dolorosa, afligida como todas, pero que lleva pendiente de sus manos un símbolo, viejo al par del Cristianismo, como que ya en los "locli" catacumbarios decía promesas ideficientes sobre las tumbas apenas cerradas: el áncora. La Virgen de la Esperanza habla del dolor pasajero, de la luz tras las tinieblas, de la sonrisa beatífica que sucederá al sollozo, de resurrecciones y campanas pascuales. Las saetas a su paso tienen vislumbre del Alleluya de Haendel. Y los pechos se alivian y las congojas se deshacen en llanto apacible, confiado en la omnipresencia suplicante de la que los cristianos llamamos desde el siglo X en la salve, Esperanza Nuestra. Esto en cuanto a la advocación; al altísimo significado del nombre.
La Imagen es de las más bonitas de la Semana Santa granadina. En la Iglesia de Santa Ana forma incomparable trio con la conmovedora Soledad y el elegantísimo San Pantaleón, ambas esculturas de José de Mora. Labró esta Imagen con el Título de "Tres Necesidades" para la vieja Iglesia de San Gil, demolida por la Revolución del 68, José Risueño, artista que aún espera un estudio que lo coloque, como escultor y como pintor, en el lugar que le merecieron sus talentos, y con el que el arte local entró en el Siglo XVIII.
Paso de esplendidez suma, de sorprendente riqueza, testimonio elocuentísimo del fervor de una muy devota Cofradía, aún es pobre marco de la resignada tristeza de la que para darnos razón de nuestro esperar confiado no vaciló en llorar todas sus lágrimas."
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Casí ná. Ahí queda eso. A mí particularmente esta elegante crónica y su tono poético sin renunciar al dato me pone los pelos como varillas de cohete. No se puede poner más pasión en una crónica cofrade ni más cariño en la descripción de una Imagen y su discurrir por las calles de nuestra Ciudad. Quien la escribió era, indudablemente, uno de tantos esperanzos. Flipante....

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