VERDE ESPERANZA

viernes, 19 de diciembre de 2008

LA ESPERANZA: DIARIO DE UN COFRADE

De la sección DIARIO DE UN COFRADE en http://granadacofrade.iconecta.com/


La Esperanza
Escrito por jorge el 15 de Diciembre de 2008

"¿Te das cuenta, querido Diario, que nuestra vida es la Esperanza?. Estamos próximos a celebrar la fiesta de la Expectación de Nuestra Señora. Desde hace años procuro no faltar, llevado de la mano de mi amigo Quique Martínez, a alguno de los momentos del triduo y besamanos. Me gusta saborear el frio de Plaza Nueva. Ya sé que no es habitual y común este empecinamiento mío, pero soy de invierno, no lo puedo evitar. El invierno es un poco la Esperanza nuestra. Dejar que todo duerma o parezca muerto para revivir con vitalidad allá por la primavera. La virulencia de nuestra primavera romperá en tallos nuevos cuando los fríos de Plaza Nueva empiezen a ser una brisa amansada por la espera para alcanzar a ver la cruz de guia de orfebrería de su cofradía de penitencia.
"Nadie, que después de haber puesto la mano en el arado mire hacia atrás, es digno del Reino de los Cielos", escribió San Lucas. Por eso, la Esperanza mira de frente. Con sus ojos bajos su mirada es personal y directa a los ojos de quien se atrave a mirarla de frente. Te confieso, querido Diario, que me gusta ver a la Virgen de la Esperanza en los momentos variados del calendario litúrgico. Nunca espero encontrarla igual que la última vez que me atreví a buscar sus ojos mitad compungidos, mitad armoniosamente alegres. Es una apreciacion mía pero la Virgen de la Esperanza cambia. Puede ser mi Madre metida entre pucheros de barro y fuego cuando de hebrea nos la presentan. Puede ser la Plañidera de Santa Ana dispuesta a llorar los mil sucedidos de cada cual cuando noviembre rompe en el calendario; puede ser la Mujer de cualquier encuentro fortuito cuando de blanco la veo y puede ser Majestuosamente Reina sobre su paso de palio. La Esperanza es toda una: Madre, Señora, Reina, Mujer, Señorita y Señorona. No sé como Risueño lo consiguió, pero es asi y o mi me lo parece. A la Virgen de la Esperanza se le habla de tu a tu hasta rodeada de candelería en el Martes Santo, sin perderle el respeto de Madre de Dios pero sin las distancias que marca un respiradero altivo sobre la cerviz de cuarenta hombres.
La Virgen de la Esperanza es de esas imágenes que tuvo y retuvo pero nunca guardó para la vejez porque la vejez no le llega nunca. La Virgen de la Esperanza es un soplo de aire siempre fresco, ahora frío, de Plaza Nueva. Es una espina del tallo de una rosa blanca, verde claro, y es una ensoñación en la memoria de cuantos la vieron y la ven pasar por sus calles en la noche del Martes Santo. La Virgen de la Esperanza es el motivo por el que atravesar la reja de Santa Ana. Al girar por Gran Vía y entrar en Reyes Católicos, a mi me pasa que me pide entrar. Si las puertas del templo están cerradas me parece que algo grande se "cuece" en su interior. Si están abiertas, es un pavilo de cera que me pide entrar y calentarme a su calor. Es difícil contarte, querido Diario, como es la Esperanza de Granada. Es eso, Esperanza, Madre, Señora, Señorita y Reina. Todo a la vez o cada cosa por su lado. Por eso te llevaré este año a su besamanos. Imagino que estará sobre el presbiterio. Desde abajo se ve la Gran Señora que es. Nos espera. Nos pide que subamos a verla. Cuando se está junto a Ella, es Madre. A mí a veces me dan ganas de achucharla y besarle las mejillas encarnadas y cogerla de la mano y llevarmela hasta la mesa camilla de mi casa. Allí sentados, hablaríamos de nuestras cosas. Le preguntaría por la gente de mi alrededor que se llevó y me contaría los juegos de Niña y los momentos tiernos de la infancia del Hijo. A la Virgen de la Esperanza nunca le hablaría de Dolor, ni de Soledad, ni de Angustias. A Ella le reservo los momentos más sabrosos de mi vida, los más entrañables, los más agradables, sabedor como soy de que todos ellos se los debo a Ella.
Ahora, cuando a punto estoy de saborear un nuevo Día de la Esperanza, dejo mi boligrafo sobre la mesa y me voy a buscarla para felicitarle en estos días ya tan próximos de la Navidad. ¡Cuchí, si mi boligrafo ha escrito en verde esta mañana de invierno!. Las cosas de hablar de la Esperanza, querido Diario, las cosas... "

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