ESPERANZA EN LA CATEDRAL (1944)

Hola, qué tal. Aquí os dejó una auténtica joya gráfica en sepia de las que tienen los filos "mordidos". Se trata de una instantánea de la Stma. Virgen en el interior de la Catedral, entronizada en su Paso Procesional. Yo diría que esta foto es aproximadamente de entre 1940 y 1944, pues, si no me equivoco, el "trono/carroza" es el que efectuara el gran escultor granadino D. Francisco López Burgos, cuando contaba apenas 21 años. De hecho, se trata de una de sus primeras obras por encargo, según se desprende del libro biográfico "Francisco López Burgos - Escultor", de María Antonia López Burgos del Barrio (Editado por el Ayuntamiento de Granada en 2010). Obsérvese la firma del propio autor en la fotografía, lo que me da que pensar que, efectivamente, ello es así. Además, el estilo de López Burgos se aprecia perfectamente en los arbotantes de las esquinas; en un modelo que repetiría posteriormente en el Paso de Palio que realizaría para la Virgen en la década posterior. Espectaculares y muy característicos son los faroles granadinos que rematan las esquinas con forma de cruz. Asimismo, comprobad como los inevitables angelotes rollizos de López Burgos se posan en la peana de la Virgen, mirando al publico. Estos ángeles son de los que les gusta el pucherillo.
Por cierto, que el Trono solía cubrirse de flores, de tal manera que los perfiles de la talla quedaban prácticamente ocultos.
La foto es muy interesante porque, como podéis comprobar, la "carroza" no tiene faldones por lo que se aprecian perfectamente las estructuras interiores del armazón y las ruedas de carro sobre las que se desplazaba en la procesión.
Respecto de la Madre de Dios, observad el manto de Casa Garín cayendo en recto y la diadema de Joyería La Purísima. Viendo esta fotografía entendemos por qué el manto de Garín tenía esa característica forma alargada que le daba tanta caída en la cola: no estaba hecho para presentar a la Virgen en un Paso de Palio, sino en un "trono" de estas características.
La Virgen reposa en la quietud de la Santa Iglesia Catedral Metropolitana desde la que hacía su anual estación de penitencia el Martes Santo. Y, como siempre, aparece esplendorosa en su sencillez.
Estas fotos son testigos de un pasado majestuoso. De un pasado escrito con letras de oro que los esperanzos estamos obligados a conocer y respetar.
Ahora que llegan los días grandes, sintamos orgullo de él.