Hoy, hace un año, era Martes Santo. Un Martes soñado de 18 de marzo, luminoso, con su desayuno en el Lisboa y su mañana de emociones y su siesta nerviosa y su rampa sonando y su tarde-noche radiante, haciendo las penitencias de siempre.
Un Martes Santo más pero no por ello menos inolvidable.
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